miércoles, 18 de junio de 2014

Desahogo







Cojo un autobús para ir el Centro. Debido a la festividad próxima de los Reyes Magos se está organizando la cabalgata que recorre las principales calles de la ciudad. Al llegar a la altura del Puente del Real, el autobús se detiene, detrás de un batallón de coches, motos, bicicletas y demás vehículos, porque han cortado las vías de acceso a la calle de la Paz. Los usuarios, nerviosos (como yo mismo) porque no habían contado con esto, empiezan a protestar airadamente desde el fondo. El conductor se levanta del asiento y se dirige al público en general con estas palabras: A partir de aquí, me desvío por el puente. Los que quieran bajar, pueden hacerlo ahora. Como la gente no acepta de buenas a primeras la solución, las protestas van en aumento (ahora ya desde casi todas partes). El conductor se levanta de nuevo y apoyándose con los brazos en el respaldo, como el que se asoma a la tribuna de oradores, dice verdaderamente enfadado: Miren, yo me cago en la Monarquía, pero a mí nadie me hace caso. Y da la impresión de que este hombre hubiese estado esperando toda la vida el momento en que pudiera decir estas palabras.



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