lunes, 23 de noviembre de 2020

LUGARES DESHABITADOS


 

 

   






                                    EL HOMBRE DEL BALCÓN

 

Para José Luis Falcó

 

 

 

 

 

Está lejos y recuerda a una sombra

por su aspecto de ser insustancial,

solamente aparece si se mueve

detrás del entoldado que lo oculta

entre macetas y sillas de plástico

quizá descoloridas por el sol,

impregnadas de blanca eternidad.

 

Amparado en la hamaca todo el día,

el hombre sólo apunta hacia sí mismo

como si estuviera siempre de más,

mientras a un lado y otro de la acera

pasan nuevas sombras, chilla el azul

del cielo cuarteado en las terrazas

o un golpe de geranios sobre él

quisiera desangrar el aire entero.

 

El hombre no se mueve aunque está alerta:

quizá la inmovilidad es el modo

de no quedarse contenido en nada.

Lo sé porque no deja de mirarme

como yo atiendo a cada gesto suyo

para intentar poner límite estable

tanto a él como a mi estar dudoso.

 

A la distancia en que los dos estamos

la misma lejanía nos acerca

al tiempo que también nos difumina:

lo miro, y al mirarlo, lo despojo

y momentáneamente le doy vida;

mira, y yo no soy sino su imagen,

la imagen que habrá compuesto de mi

ideándome siempre a su capricho

con fragmentos de luz que me den forma

a la vez que sus ojos me desviven.

 

Desde el lugar en que estoy y no estoy,

he de ser solamente para él

una irresoluble hipótesis de alguien,

una composición por definir

sin más duración ni otra realidad

que la misma mirada que nos une

al sueño de la mañana de mayo.

 





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